15 Feb El año de la reflación
Durante las primeras semanas de cada año, bancos, gestoras de fondos, otras entidades financieras, y empresas de toda índole y sector nos aventuramos a realizar previsiones de mercado con el mismo objetivo: guiar y ayudar a todos nuestros clientes. Este nuevo año, una vez más, intentamos predecir, o mejor dicho, entrever, de la mejor manera posible, cómo ira el mercado, qué tendencias nuevas habrá que tener en cuenta a futuro y cómo debemos de adaptarlas a nuestras carteras.
Nos atrevemos a decir – y no creo que nos desvinculemos mucho de la opinión del resto de la industria – que el 2016 se recordará en los libros de historia y economía como el año en el que la incertidumbre política irrumpió en los mercados de manera considerable. El brexit, la elección de Donald Trump como el presidente nº45 de los Estados Unidos, o el referéndum italiano a finales de diciembre que provocó la salida precipitada de Matteo Renzi como primer ministro italiano, fueron claros detonantes de una volatilidad que provocó grandes dudas tanto a inversores institucionales como particulares.
Tras este dubitativo y, por otro lado, generalizado sentimiento 2017 se nos presenta como un año de grandes oportunidades, en donde la re-asignación de activos, la capacidad de asumir más riesgo por parte de los inversores y el previo asesoramiento serán vitales para cumplir los objetivos de inversión. En la actualidad, nos encontramos en un punto de inflexión, en donde la reactivación económica global, la inflación y las políticas monetarias en ciertas regiones del mundo marcarán el ritmo de los mercados. Estamos empezando a asistir a los primeros indicios de un cambio de tendencia en las rentabilidades del mercado a causa de la reflación estadounidense y del viraje mundial de los estímulos monetarios a los presupuestarios, incluso aunque el efecto económico inmediato sea limitado. Además, no podemos olvidarnos del impacto que podría traer la agenda política de Donald Trump y las elecciones en ciertas regiones en Europa en nuestras carteras; estamos seguros que desayunaremos más de un día con titulares que politizarán, de alguna manera u otra, los mercados financieros de todo el mundo.
Desde hace unos meses, estamos viendo como la política monetaria parece tener un límite. Prevemos que la Reserva Federal estadounidense presionará con lentas subidas de tipos, al tiempo que otros grandes bancos centrales empezaran a rozar el límite con sus políticas acomodaticias, véase Europa y la prolongación de la expansión cuantitativa por parte del BCE hasta finales de este año.
Es indudable que habrá una serie de inversiones que van a jugar un papel muy importante en las carteras de nuestros clientes, ofreciéndoles interesantes retornos. Aun así, nuestra recomendación – un año más – es disponer de una cartera diversificada y de esta forma mitigar, de la mejor manera, la volatilidad y protegerse ante imprevistos que puedan ocurrir durante estos meses.
Es verdad que las compras de activos a cargo de los bancos centrales han suavizado la volatilidad en los últimos años y de hecho, han animado a los inversores a asumir más riesgos. De todas formas, asistiremos a picos de volatilidad que podrían pegarnos más de un susto.
En el actual entorno de reactivación económica global y teniendo en cuenta que los rendimientos de la renta fija mundial han tocado fondo, preferimos la renta variable frente a la renta fija, y la deuda corporativa frente a la deuda pública. Esperamos que la renta variable de los mercados desarrollados mejorará en 2017 y nos centramos en acciones con potencial de aumentar sus dividendos y en los valores de los sectores financieros y de salud. No podemos olvidar la renta variable japonesa y emergente, aunque posibles tensiones sobre el comercio mundial podrán generar algo de incertidumbre.
Aunque consideramos que en la renta fija será difícil conseguir rendimientos atractivos, pensamos que es un buen momento para pensar en deuda corporativa de eleva calidad y en bonos vinculados a la inflación frente a los bonos nominales. Independientemente del segmento que elijamos dentro de renta fija, algo que aconsejamos a todos nuestros clientes de cara a los próximos años, es abordar esta clase de activo de forma flexible, tanto en términos de duración como de exposición al riesgo crediticio o posicionamiento geográfico o sectorial.
Seguro que 2017 vendrá cargado de sorpresas, y aquellos inversores que puedan asumir algo de riesgo en renta variable, activos emergentes y productos alternativos se verán recompensados. Un año más, la figura del asesor financiero volverá a jugar un papel importante a la hora de cumplir nuestras expectativas de inversión.
- El año de la reflación - febrero 15, 2017