Y ahora, ¿qué? Reflexiones desde la experiencia | Acacia Inversión
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Y ahora, ¿qué?

Y ahora, ¿qué?

Llevo más de treinta años gestionando patrimonios. Muchos años, ¿verdad? He de decir que no he tenido tiempo de aburrirme, que han sido años de aprendizaje y adaptación continua, un camino apasionante, lleno de nuevas circunstancias y hechos insólitos. A veces, cuando echas la vista atrás, piensas que cualquier tiempo pasado fue más fácil, en busca del ansiado retorno.

Empecé con la Ley del mercado de valores del 88, pensando en la extraordinaria suerte que había tenido, al ser testigo de cambios importantes, de un proceso de innovación que acaparó los años siguientes, con la constitución de las Sociedades y Agencias de Valores y Bolsa (entre otras, Asesores Bursátiles, F&G, Renta 4, Norbolsa, Safei, etc.), la entrada en escena a nivel nacional de las grandes firmas internacionales como Morgan Stanley, JP Morgan, Goldman Sachs, Societé o Credit Agricole, con la consolidación del mercado continuo y la desaparición del mercado de corros, con el desarrollo del mercado electrónico de renta fija, con el incipiente desarrollo de los Fondos de Inversión y los Fondos de Pensiones, con la internacionalización de nuestros activos y seguro que algún hito más que se me escapa. Durante esos años participé en la creación de una gestora, la constitución de tres Fondos de Inversión, un Fondo de Pensiones y una EPSV, al tiempo que asesorábamos en la gestión de patrimonios, nos formábamos e íbamos sorteando los avatares que las circunstancias mundiales provocaban en nuestros mercados. Conocí a mucha gente, con la que hoy sigo en contacto y a otros que ya no están, agentes de cambio y bolsa, economistas, ingenieros, informáticos, abogados y un largo etcétera de personas que me han ayudado mucho en mi formación profesional y humana.

Esos primeros años de los 90 no estuvieron exentos de sustos importantes, como fueron: la crisis del petróleo, la del mercado inmobiliario japonés, las múltiples devaluaciones concatenadas que se produjeron en España y la crisis de México, llamada “efecto tequila”. Aprendimos ya en aquel momento, que la renta fija no era tan fija, pues había que valorarla y en aquel entonces el mercado era más estrecho y estaba menos preparado para asumir estas volatilidades. Éramos también mucho más conservadores, por lo que la inversión en Renta Variable, en general, se circunscribía fundamentalmente a una docena de valores españoles en los sectores tradicionales de Banca, Eléctricas, Telecomunicaciones y Químicas.

1999 marcó el cambio de moneda, pasamos al euro, se produjo la efervescencia de las telecos con sus empresas puntocom, que caerían estrepitosamente en los años posteriores provocando una crisis importante. No nos había dado tiempo a reponernos, cuando en 2001 se produjeron los atentados a las Torres Gemelas. Me encontraba en Grecia, en la isla de Patmos, un lugar digno de verse. De poco colapso. Uf, qué momentos…, pero seguimos aguantando y cambiando. Los siguientes años fueron los que determinaron nuestra estrategia de alternativos. La nuestra y la de otros institucionales. Habíamos aprendido que había que diversificar más, se iniciaban con fuerza los procesos de globalización. Emergía China como país a tener en cuenta en las carteras de inversión, así como los Fondos de Capital Riesgo y Hedge Funds, dándoles su espacio, aunque inicialmente solo fuera en las carteras de institucionales y Family Office.

Aprendimos nuevos conceptos, a segmentar nuestras carteras no solo por renta fija o variable, a valorar riesgos, a realizar análisis técnico, a adaptarnos a nuevos tipos de activos, en definitiva, a profesionalizarnos cada vez más y más.

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Llegó la invasión de Irak y las armas de destrucción masiva, alterando la visión de los gestores, generando desequilibrios en los mercados. Cuando parecía que las cosas se apaciguaban, con el inicio de inversiones temáticas, mercados tendenciales alcistas, quizás un poco sobrecomprados, tipos relativamente tranquilos, llegó la hecatombe: “la crisis de Lehman”, el escándalo de Madoff. Una crisis de liquidez sin precedentes que se trasladó de EE. UU. a Europa, como si hubiéramos tenido un reguero de pólvora.

Los próximos años fueron duros, llenos de inestabilidad, cuestionando países, activos, modelos de gestión. Cayeron bancos, miles de empresas, creció el endeudamiento y el paro aumentó. Fue tremendo y, no obstante, volvimos a recuperarnos, poco a poco con los Bancos Centrales actuando, con una nueva era tecnológica que ha avanzado en poco tiempo a ritmos acelerados, con la aparición de las inversiones socialmente responsables y con la accesibilidad a estructuras poco líquidas pero rentables, para pequeños y medianos inversores.

Hoy en día, tenemos Fondos de Venture Capital, de Private Equity, Fondos de Fondos, Fondos de Coinversión, de secundarios, de crédito, de infraestructuras, inmobiliarios, de energías limpias y algunos más que me dejo por el camino. Todos ellos ilíquidos. En este sentido, el futuro traerá sin lugar a dudas un mercado de secundarios para que los inversores finales puedan deshacer estas posiciones de largo plazo.

Y de nuevo, y espero que sea mi última vez, en este 2020 (mi madre no tiene cariño a los bisiestos y este es doble) nos llega una pandemia a nuestras vidas, con miles de fallecimientos y contagios masivos, que hacen tambalearse todas las estructuras vitales y financieras. Esta última me ha pillado aquí, en casa y nos ha costado remontarla. Han sido momentos duros, muy duros, profesionales, colectivos y personales, pero aquí estamos. Hemos peleado, hemos mejorado y hemos salido reforzados como equipo.

Y ahora ¿qué?

No tenemos renta fija, o casi nada. Ya desde hace tiempo los minoristas no tenían acceso a la compra en directo. La liquidez cuesta dinero, el capital riesgo es un proceso de largo plazo, lo inmobiliario se cuestiona en función del segmento que se aborde, las infraestructuras vuelven a ser plazos largos, por lo que quedan principalmente, materias primas, divisas y renta variable.

Los dos grandes grupos de inversión, o al menos uno de ellos, tienen que proporcionarnos la combinación que nos permita proyectar el riesgo que estamos dispuestos a asumir y el retorno que podemos prever. El resto de clases de activos, con ponderaciones cada vez mayores, serán el complemento ideal.

No hay retorno positivo sin riesgo, pero al contrario que ha ocurrido en otros períodos, estar en renta fija limita el retorno y no exime de pérdidas, por lo tanto el riesgo no es el mismo que en etapas anteriores, no existe el colchón del cupón.

En renta variable, la variedad de opciones es amplia. ¿Qué selección hacemos y a través de qué vehículo? Un poco de sal, como pueden ser las salidas a bolsa, un poco de pimienta, como puede ser la inversión en emergentes, un poco de mediana y pequeña empresa y un poco de Value y otro de Growth. ¿Dónde? En Europa, EE. UU. y Asia. ¿En qué proporción? Esa es la fórmula secreta de nuestro equipo. Lo siento, no la contamos.

Si le sirve nuestra experiencia, les diremos que todo es relativo en los mercados financieros, caro, barato, pueden ser conceptos confusos hoy en día. Los próximos años serán muy interesantes. No me cabe duda que hay valor, ahí en el mercado, quizás no tan sencillo de localizarlo, pero ahí está. Nuestra obligación es encontrarlo.

 


Con la sección “Porque no sabemos de todo” buscamos ofrecerles otras opiniones, las de grandes profesionales del sector de la inversión. Acacia Inversión se enorgullece de contar con las aportaciones de nuestros invitados y está muy agradecida por su colaboración, aunque debemos advertir que las opiniones que ellos expresan en sus artículos pueden no coincidir necesariamente con las de nuestro equipo. Algo que, en todo caso, es un motivo más de satisfacción pues muestra la absoluta libertad que queremos ofrecer a los invitados, en beneficio de nuestros clientes.

Virginia Oregui
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