09 Mar II Laboratorio de Ideas Acacia Inversión
Acacia Inversión celebró el pasado jueves la segunda edición de su Laboratorio de Ideas. El evento, con el título “Las trampas en las que cae nuestra mente al invertir”, trató sobre las finanzas conductuales y los errores que cometemos los inversores por culpa de los sesgos psicológicos. En esta ocasión los invitados fueron Juan Ramón Caridad, Head of Iberia & Latam de GAM y Óscar Esteban Sales Director de Fidelity, mientras que por parte de Acacia participó Germán García Velasco, responsable de asesoramiento y planificación.
Juan Ramón Caridad inició la jornada mostrándonos las reacciones habituales que experimentan los inversores ante la evolución de los mercados y cómo se ven afectados por las emociones irracionales del hombre. Mientras que Óscar Esteban nos mostró cómo funciona nuestro cerebro, diferenciando entre pensamiento rápido y pensamiento reflexivo, y cómo esto nos lleva a cometer errores creando ineficiencias en los mercados.
Estos errores fueron sintetizados en ocho sesgos: cuatro que se producen tanto en nuestra vida diaria como a la hora de invertir (mental accounting, exceso de confianza, confirmación, manada) y otros cuatro centrados en las decisiones inversoras (cortoplacismo, aversión a la pérdida, sobrecarga de información, familiaridad) los cuales fueron explicados por los intervinientes de forma dinámica, con ejemplos muy visuales.
Se plantearon situaciones comunes con las que muchos invitados se sintieron identificados: buscamos información o artículos que ratifiquen una idea predeterminada (sesgo de confirmación), cuando deberíamos cuestionarnos siempre por qué esa inversión y no otra. Nos dejamos llevar el por el grupo, donde nos sentimos resguardados y tranquilos, en vez de tener cierto sesgo contrarian (sesgo de manada). Nos dejamos guiar por el cortoplacismo porque el retorno inmediato resulta demasiado atractivo como para dejarlo pasar y no miramos más allá de los próximos meses (sesgo de familiaridad). Y nos sentimos más tranquilos si compramos aquello que podemos ver o tocar, aquello que nos rodea.
Posteriormente, se pasó a plantear las soluciones: mejora de la información, donde Acacia presentó iniciativas ad hoc para cada tipo de cliente. Planificación financiera, la importancia de definir los objetivos vitales y asignar los activos adecuados dentro del horizonte temporal definido. Confiar en un experto independiente que nos ayude a tomar decisiones fiables. Y apostar por la diversificación total de las inversiones pese a que las personas nos sentimos más cómodas si compramos aquello que sentimos cercano.
En definitiva, puede que no podamos cambiar la forma en la que trabaja nuestro cerebro, pero los inversores deben ser conscientes de nuestra propensión a cometer errores, a dejarnos llevar. Por tanto, si queremos estar satisfechos con nuestras decisiones financieras, debemos adoptar medidas que nos ayuden a contrarrestar nuestros propios sesgos cognitivos, una tarea nada sencilla.
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