La industria en jaque: riesgos y oportunidades | PNSDT
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La industria en jaque

La industria en jaque

¿Quién esperaba un incremento desorbitado de precios que amenaza el futuro de la industria? ¿Una cadena de suministros desequilibrada o directamente rota? ¿Una inflación por encima de lo esperado?

Tras la pandemia y todas las medidas de liquidez que con buen criterio se tomaron, se esperaba una evolución positiva de la economía con una recuperación paulatina de la demanda. Y así fue hasta este verano, donde se palpaba un estado de ánimo positivo en el mercado. Lamentablemente las cosas han cambiado y hoy la realidad no es esa, ni tampoco lo son las previsiones a corto y medio plazo.

Las inyecciones de liquidez, aun siendo una medida razonable y acertada para aliviar las consecuencias de la pandemia, han traído una inflación que se manifiesta en incrementos de precio de materias primas y suministros necesarios para la actividad industrial.

Esta circunstancia se sufre globalmente, mientras que en el caso europeo tenemos que añadir otro factor, que en forma de precio de la energía, hace que nos enfrentemos a una tormenta perfecta para la industria.

La dependencia energética de Europa de suministradores extranjeros como el gas ruso o el argelino; y la estrategia de sostenibilidad hace que nos encontremos en inferioridad de condiciones respecto a países como EEUU o China, cuyos productos compiten con los nuestros en un mercado global.

La industria intensiva en energía corre el riesgo de verse colapsada con esta alarmante subida de precios. Es fundamental desligar el precio de la electricidad del gas y de las emisiones de CO2, ya que la mayor parte de la energía eléctrica que se produce ni conlleva consumo de gas ni emisión de CO2.

Todo el desarrollo y bienestar de la sociedad occidental se ha basado en el libre comercio entre países y en el acceso masivo a energía barata.

Sidenor | Acacia Inversion

Los criterios de sostenibilidad que también afectan al precio de la electricidad se han convertido en un peaje excesivo al que hacer frente de forma inmediata y urgente. Si no queremos dejar a la industria en el camino, es imprescindible llevar a cabo una revisión de criterios y plazos que hagan compatible la deseable transición energética con la supervivencia empresarial.

La escalada de precios afecta a toda la cadena de valor y golpea en última instancia al consumidor. Sin embargo, no todas las empresas podrán repercutir el aumento de costes, con lo que se resentirá aún más su cuenta de resultados.

En este contexto, las aseguradoras de crédito deberán jugar un papel fundamental y ampliar sus coberturas, ya que la escalada de precios dispara las necesidades de liquidez de las empresas que requerirán que estas incrementen sus límites de cobertura, para poder cubrir los elevados precios. En caso contrario, estrangularán aún más las ventas, que ya se encuentran debilitadas.

Las previsiones no son nada halagüeñas. Si la inflación persiste, los bancos centrales se verán obligados a actuar para pararla subiendo los tipos de interés. Con empresas, ciudadanos y estados con un nivel de endeudamiento récord tan elevado, habrá que pagar más por los préstamos a devolver, tras la inyección de liquidez que se produjo con motivo de la pandemia. Se puede poner en jaque a toda la economía.

Por otra parte, actualmente los suministros están amenazados y nuestras cadenas de suministro son débiles. La globalización, que en los años noventa parecía como la mejor solución para muchas empresas occidentales para fabricar más barato, ha hecho que se dependa totalmente del exterior. Lo que ocurre con un producto en Asia y especialmente en China tiene un efecto dominó inmediato aquí.

Hay que repensar la necesidad de suministros en lugares cercanos. Existe una clara oportunidad de reindustrialización para asegurarnos una producción cercana que nos permita seguir en el mercado sin depender de terceros países.

Al igual que nos quedamos sin mascarillas en Europa en plena pandemia, ahora nos encontramos con que los chips han desaparecido. La pandemia nos ha “hiperdigitalizado” dando un salto hacia adelante en el tiempo de quince años.

¿Qué producto o componente desaparecerá mañana? ¿Podemos producir con esa inseguridad en los suministros? ¿Nos lo podemos permitir en Europa? Desde luego que no.

Muchos proveedores han desaparecido de nuestro continente. Esta dependencia del exterior se ha traducido en una total desprotección de nuestra industria.

Tenemos muchos retos y una clara oportunidad de reindustrialización en Europa, de volver a crear empresas proveedoras aquí que aseguren los suministros locales.

¿Qué ocurriría si desapareciera el sector industrial? No hay nada menos sostenible que un país o continente sin una industria sólida, que ofrezca empleo cualificado y de calidad a sus ciudadanos y contribuya al mantenimiento de nuestro preciado estado de bienestar.

 


Con la sección “Porque no sabemos de todo” buscamos ofrecerles otras opiniones, las de grandes profesionales del sector de la inversión. Acacia Inversión se enorgullece de contar con las aportaciones de nuestros invitados y está muy agradecida por su colaboración, aunque debemos advertir que las opiniones que ellos expresan en sus artículos pueden no coincidir necesariamente con las de nuestro equipo. Algo que, en todo caso, es un motivo más de satisfacción pues muestra la absoluta libertad que queremos ofrecer a los invitados, en beneficio de nuestros clientes.

Marco Pineda
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